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Juan Carlos Garmendia M. Docente Politécnico Grancolombiano |
Desde agosto
de 2015 la frontera permanece cerrada para el paso de vehículos por decisión
del presidente venezolano, Nicolás Maduro, quien previamente había expulsado a
miles de colombianos de su territorio. Posteriormente, el 23 de febrero de
2019, Maduro rompió relaciones diplomáticas con el Gobierno de Duque. Desde
entonces, las pérdidas económicas y de empleos han sido muy grandes. Por
ejemplo, las cifras oficiales de intercambio comercial son mínimas, se ha
pasado de 7.200 millones de dólares en 2008 a unos 400 millones para 2021.
El presidente
electo Gustavo Petro ha presentado como una de sus prioridades el
restablecimiento de relaciones con Venezuela. Retomará diálogos con el
presidente venezolano, Nicolás Maduro, con el objetivo de establecer el pleno
ejercicio de los derechos humanos, al abrir la frontera colombo-venezolana
entre Norte de Santander y Táchira. Muchos reciben con buenos ojos el
restablecimiento de relaciones y la posible reapertura, ya que se percibe como
una oportunidad para reactivar la economía, el desarrollo social, mejorar las
condiciones de seguridad, el resurgimiento en el comercio, en los bienes y
servicios, aproximadamente de entre 800 millones y 1.200 millones de dólares.
Juan Carlos
Garmendia Mora, docente de
la Escuela de Negocios, Gestión y Sostenibilidad del Politécnico
Grancolombiano, analiza los efectos que traería esta decisión y sostuvo:
“Seguramente el mayor impacto se dé en el comercio de mercancías,
principalmente alimentos, medicamentos y algunos rubros industriales. En el
sector de los servicios, como el turístico, probablemente haya un incremento,
pero no tan grande, debido a las falencias de infraestructura y seguridad de
Venezuela, lo cual limitará el paso de ciudadanos colombianos, debido al bajo
poder adquisitivo de la población venezolana, serán pocos los que viajen a
Colombia”.
Además de la
decisión política, también hay otros elementos importantes para que ese
intercambio comercial se desarrolle de la mejor manera posible, como la
infraestructura y los servicios. Entonces hay que acotar que, en alguna medida,
la deteriorada infraestructura vial, la falta de combustible y las fallas
eléctricas en Venezuela, influirán en estas actividades comerciales.
Relacionado con esto, también se debe recordar que las agencias aduaneras y
demás empresas logísticas relacionadas con el comercio binacional están
inoperativas desde hace varios años, por lo que su puesta a punto también puede
demorar algún tiempo.
Adicionalmente,
el docente aclara que los principales beneficiarios serían los consumidores
venezolanos y las empresas colombianas. Puesto que los primeros recibirán
productos a menor precio, mayor cantidad y en cualquier parte del territorio
venezolano, una vez que la mercancía colombiana comience a ingresar legalmente.
Por otro lado, los perdedores son aquellos grupos irregulares que controlan el
paso fronterizo de mercancías y los cuerpos de seguridad del estado venezolano
que cobran las coimas para el paso de los productos en las carreteras del
vecino país.
“Ya se están
haciendo reuniones bilaterales de los gremios comerciales, industriales y
aduaneros para preparar esa reactivación. Se habla de generación de puestos de
trabajo, nuevos emprendimientos, en fin, oportunidades varias”, concluyó el
docente.
Fuente: Laura
Ximena Orjuela N.
Jefe de
Prensa
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